Después de haber seguido las pautas anteriores y observando cómo
reaccionan, si vemos que tanto el Gato Nuevo como el Gato de la Casa
cada vez están más cómodos con los olores del otro y se comportan con
normalidad, podemos preparar su primer encuentro visual.
Para hacerlo se puede poner una ventana o algo transparente entre la habitación del Gato Nuevo y el resto de la casa. Si no tenemos esta posibilidad, podemos meter al Gato Nuevo dentro de un transportín que tenga visión del exterior y viceversa.
Al mínimo signo de agresividad sería bueno cortar ese encuentro visual, sin agobios: distrayendo al Gato de la Casa con un juguete, comida, etc.
Un bufido o un gato erizado no tiene porqué ser necesariamente un signo
de agresividad, el problema viene cuando alguno de los dos gatos maúlla
muy fuerte, grita, gruñe o quiere atacar.
Este procedimiento se puede hacer también metiendo al Gato de la Casa en su transportín y dejando al Gato Nuevo fuera, siempre que veamos que las reacciones no son muy negativas.
Lo óptimo es ir alternando sesiones breves de contacto visual que no
acaben en peleas. Poco a poco iremos viendo cómo se comportan teniendo
cara a cara al que será su nuevo compañero.
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